El “Tapón” en Medio de la Playa o Un Capricho de la Naturaleza

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Juan José González

Ph.D. in Law & LL.M | Also Writer. Entrepreneur. Cybersecurity Advocate

Recientemente hemos podido comprobar cómo en la red social de TikTok un vídeo se ha hecho viral recientemente. En un tono de humor aseguraban que la famosa torre almenara de Matalascañas fue creada para tapar una “grieta” por la que “se perdía agua”. Lo más sorprendente es que muchos usuarios, e incluso medios nacionales, han dado por válida esta curiosa versión de la historia.

¿Sabías que el tapón de Matalascañas es realmente un tapón?” De esta forma comenzaba el video de Juan Navarro, un conocido humorista sevillano, que ha corrido como la pólvora, haciéndose viral, consiguiendo en TikTok alrededor de dos millones de visualizaciones. Todo un hito.

Lo cierto es que, por muy descabellado que parezca, a muchosen las redes sociales les ha convencido la historia, que se ha hecho eco en algún que otro medio de comunicación nacional, en donde se relata el origen del famoso “tapón” de roca.

Este humorista comenta que: “En 1950 un temblor de tierra abrió una grieta en la costa de Matalascañas, lo cual originó una abertura por la que la playa perdía agua. Lo que acabó por convertirse en un problema internacional ya que el nivel del océano atlántico empezó a descender progresivamente”

Y continúa diciendo: “Por aquello, la ONU tomó la decisión de construir un tapón gigantea medida de este gran agujero que posteriormente fue trasladado a esta ubicación con el fin de acabar con la cada vez mayor fuga de agua. Una solución eficaz que hoy se ha convertido en todo un símbolo de identidad de esta playa de Huelva, formando parte de su patrimonio histórico-cultural y atrayendo a numerosos visitantes”.

Pero, como ya se sabe en relación con Huelva, siguiendo la cómica explicación de Juanlu Navarro “En Nueva Zelanda no había problemas de humedades”

Y aunque mucha gente conoce la roca como el “tapón” de Matalascañas”, no lo es en absoluto, ni tampoco fue una torre derribada por el famoso maremoto que asoló la provincia de Huelva.

El origen real del “tapón de Matalascañas”

La historia de la Torre de la Higuera, o más conocida como el “tapón de Matalascañas”, tiene un origen algo accidentado, por decirlo de una forma simpática. Allá por el siglo XVI, el rey Felipe II decidió que, para evitar que los piratas berberiscos hicieran de las suyas en las costas de Huelva, lo mejor era construir una serie de torres defensivas, llamadas torres almenaras. Eran básicamente el “sistema de alarma” de la época, con fuego y señales de humo para avisar cuando los piratas estaban al acecho.

Fotografía de la Torre de La Higuera, más conocida como tapón o peña de Matalascañas, tomada en 1941 

Entre todas esas torres, la de La Higuera destaca por su destino bastante particular. Fue construida sobre un barranco, bien erguida y orgullosa, pero terminó patas arriba en el mar. ¿Por qué? Durante mucho tiempo se dijo que el terremoto de Lisboa de 1755, con su famoso maremoto, fue el culpable. Esta historia era tan popular que los guías turísticos la contaban con mucha seguridad. Pero el joven investigador Javier Coronel, quien parece ser fan de los misterios históricos, descubrió que esta teoría estaba más torcida que la torre misma.

Javier no se tragó eso de que una ola gigante solo derribara a La Higuera y dejara intactas a sus compañeras torres vecinas. Así que se puso a investigar mapas y documentos de la época y, ¡sorpresa!, encontró que la torre ya estaba boca abajo en 1743, mucho antes del terremoto. Según él, la pobre torre colapsó de puro agotamiento estructural 12 años antes de la famosa ola, quizás por un fallo en la cimentación o por algún mal día de los albañiles de la época.

Torre de la Higuera

Y como si esto no fuera suficiente, resulta que no fue la única con problemas: la construcción de otra torre, la Torre Zalabar, estuvo envuelta en un escándalo de corrupción, donde el encargado se dedicó a hacer chapuzas y acabó siendo condenado. Vamos, una historia de piratas, torres torcidas y corrupción que podría competir con cualquier telenovela histórica.

En resumen, la famosa “piedra” de Matalascañas, que hoy se ha convertido en un icono turístico, no fue derribada por un maremoto épico, sino por una caída antes de tiempo, y ahí sigue, recordándonos que hasta las mejores construcciones pueden tener un mal día.